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Estrofas 283 a 287 del Poema de Fernán González
283 | Dexemos estos y que eran muy mal golpados. El conde don Ferrando de los fechos granados avia ya oidos unos fuertes mandados, que avian los navarros a sus pueblos robados. | Allí dejamos a éstos, que estaban mal parados. El conde don Fernando, el de hechos granados había ya oído unos duros mensajes, que los navarros sus pueblos habían saqueado. |
284 | Mientras que estava el conde faziendo a Dios plazer, lidiando con los moros e todo su poder, el rey de los navarros ovo se a mover, cuido toda Castiella de robar e correr. | Mientras que el conde estaba haciendo la voluntad de Dios, luchando contra los moros y todo su poder, el rey de los navarros se tuvo que mover, trató toda Castilla de saquear y correr. |
285 | El conde castellano, quando lo ovo oido, por poco, con pesar, non salio de sentido; commo un leon bravo assi dio un gemido: «Aun gelo demande con mis armas guarnido.» | El conde castellano, cuando lo hubo oído, por poco, de dolor, no pierde el sentido; como un león bravo, así dio un gemido: «Ya le pediré cuentas con mis armas protegido.» |
286 | Quando los castellanos ovieron sus mandados, bien cuidavan que nunca d’ellos serien vengados; dizien: «En fuerte ora fuemos mesquinos nados, de todos los del mundo somos desafiados.» | Cuando los castellanos tuvieron sus mandados, pensaban que ya nunca serían vengados; decían: «En mala hora nacimos desgraciados, por todo el mundo somos desafiados.» |
287 | Avien los castellanos d’esto fiero pesar, por que los confondia quien los devie salvar. «Señor —dixo el conde—, quieras me ayudar, que pueda tal sobervia aina arrancar.» | Tenían los castellanos de esto un gran pesar, porque los confundía quien los debía salvar. «Señor —dijo el conde—, quiéreme ayudar, que pueda tal soberbia enseguida arrancar.» |