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III.3 Oración – Poema de Fernán González

por Javier Iglesia Aparicio
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Estrofas 105 a 114 del Poema de Fernán González

105 Duro les esta coita muy fiera tenporada;
los cristianos mesquinos, conpaña muy lazrada,
dezien:«Señor, nos vala la tu merçed sagrada,
ca valista a San Pedro dentro en la mar irada.
Duróles esta carga muy larga temporada;
los cristianos dolidos, gente muy agraviada,
decían:«Señor, válganos ya tu merced sagrada,
que ayudaste a San Pedro dentro en la mar airada.
106 Señor, que con los sabios valiste a Catalina,
e de muerte libreste a Ester la reina,
e del dragon libreste a la virgen Marina,
tu da a nuestras llagas conorte e medeçina.
Señor, que ante los sabios valiste a Catalina,
y de morir libraste a Ester la reina,
y del dragón libraste a la virgen Marina,
concede a nuestras llagas consuelo y medicina.
107 Señor, tu que libreste a Davit del leon,
mateste al Filisteo, un sobervio varon,
quiteste a los jodios del rey de Babilon,
saca nos e libra nos de tal cruel presion.
Señor, tú que libraste a David del león,
mataste al filisteo, un soberbio varón;
libraste a los judíos del rey de Babilón:
sácanos y líbranos de tan cruel prisión.
108 Tu que librest’ Susana de los falsos varones,
saqueste a Daniel de entre los leones,
libreste a San Matheo de los fieros dragones,
libra nos tu, Señor, d’aquestas tentaciones.
Tú que libraste a Susana de los falsos varones,
sacaste a Daniel de entre los leones,
libraste a San Mateo de los fieros dragones,
líbranos tú, Señor, de estas tentaciones.
109 Libreste a los tres niños de los fuegos ardientes,
quando los y metieron los pueblos descreyentes,
cantaran en el forno cantos muy convenientes,
otra vez los libreste de bocas de serpientes
Libraste a los tres niños de los fuegos ardientes,
cuando allí los metieron los pueblos no creyentes,
cantaron en el horno cantos muy convenientes,
y otra vez los libraste de bocas de serpientes.
110 San Juan Evangelista ante muchos varones,
—yazien ante el muertos de yerbas dos ladrones—,
vevio el muy grand vaso d’essos mismos ponçones:
mayor mal no l’ fezieron que si comies’ piñones.
San Juan Evangelista ante muchos varones,
—yacían ante él muertos por hierbas dos ladrones—,
bebió un gran vaso de esos mismos venenos:
mayor mal no le hicieron que si comiese piñones.
111 Tu que assi podiste a las yerbas toller,
que non pudieron daño ninguno le fazer,
Señor, por tu mesura, deves nos acorrer,
ca en ti nos yaze todo, levantar o caer.
Tú que así quitaste a las hierbas poder,
que no le pudieron ningún daño hacer,
Señor, por tu mesura, nos debes socorrer,
pues todo a ti se debe, levantar o caer.
112 Señor, tu que quesiste del çielo desçender,
en seno de la Virgen carne vera prender,
cara mient nos compreste, al nuestro entender:
non nos quieras dexar agora assi perder.
Señor, tú que quisiste del cielo descender,
del seno de la Virgen como hombre nacer,
caro nos redimiste, a nuestro entender:
no nos quieras dejar ahora así perder.
113 Somos mucho errados e contra ti pecamos,
pero cristianos somos e la tu ley guardamos;
el tu nonbre tenemos, por tuyos nos llamamos,
tu merçed atendemos, otra non esperamos.»
Somos muy errados y contra ti pecamos,
pero cristianos somos y tu ley guardamos;
llevamos tu nombre, por tuyos nos llamamos,
tu merced esperamos, otra no esperamos.»
114 Duraron esta vida al Criador rogando,
de llorar de sus ojos nunca se escapando,
sienpre dias e noches su cuita recontando;
oyo les Jesucrito a quien estan llamando.
Pasaron esta vida al Criador rogando,
sin poder evitar estar siempre llorando,
los días y las noches su pena recordando;
Oyóles Jesucristo, a quien están llamando.

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